ASESINATOS
Durante muchos años Romasanta estuvo atacando y asesinado personas para hacer dinero con ello. Les sacaba los untos (mantecas o sebo) y lo vendía. Esto le dio el sobrenombre de «SACAUNTOS» o «SACAMANTECAS«. También les robaba las llaves y robaba en sus casas para después vender sus objetos personales y ropas. Además, en un acto de necrofilia, se alimentaba de los cuerpos de las personas que asesinaba. Como ya hemos comentado, también declaró durante su juicio que la principal motivación del crimen era una maldición que lo hacía transformarse en lobo. A pesar de ello, tenía conocimiento de las acciones ejecutadas en aquel estado, porque después de restituido a su estado natural hacía memoria de lo que había hecho cuando lobo. La lista de asesinatos es larga. Trataremos de ordenarlos en el orden en el que ocurrieron: El primer asesinato del lobishome se cree que fue Manuel Ferreiro, marido de una mujer de la parroquia de Maceda que acompañaba a Manuel Blanco Romasanta a Portugal. Éste regresó solo y le dijo a la mujer que su hombre se ha quedado en Portugal que necesitaba llevarle su ropa. El primero por el cual fue condenado a 10 años, aunque estaba en paradero desconocido por las autoridades, fue el 25 de agosto de 1843. El nombre de la víctima era Vicente Fernández y trabajaba como alguacil en León. Al parecer, había comprado material en León para vender, pero le debe dinero al proveedor. Éste mandó al alguacil de León. El paradero desconocido era Rebordechao. Donde estará viviendo unos 10 años. Mientras vive, centra sus ansias asesinas en dos familias: García Blanco y Rúa.
En 1846 tuvo lugar el primer caso en Rebordechao, fue la joven Petronila García Blanco (enero 1833), conocida como Petra. Acabó con su vida mientras su madre, Manuela García Blanco (diciembre de 1799), estaba de viaje. Le contó a la madre que la había llevado a la provincia de Santander para servir a un cura. Ésta deseaba marchar junto a la hija y, con el pretexto de ayudarla a ir, la mató. Durante el año 1847 mató a Benita García Blanco (1813) y a su hijo Francisco N. (1837). Posteriormente, el 16 de noviembre de 1850, acabó con la vida de José Pazos, hijo de Josefa García Blanco, a la cual dejó sin vida el 02 de enero 1851 . Todos iban con el pretexto de buscar un futuro mejor. El siguiente día a domingo de Ramos de 1850, tuvo lugar el asesinato de Antonia Rúa (junio de 1813) y a su hija Peregrina (1847). La última de las víctimas fué María N. (1839), hija de Antonia Rúa, en el junio de 1951.
Otras muchas posibles muertes de Manuel Blanco Romasanta fueron Manuel Ferreiro; María Pérez, el 1 mayo de 1849 en Changuazoso; Josefa Arias, el 12 mayo de 1849 en Fornelos y otras que parecían haber sido hechas por lobos.
Las tres hermanas tenían otra hermana a la que Manuel Blanco Romasanta también trató asesinar: María García Blanco. Hubo también otros intentos de asesinatos como fueron con Manuel Fernández (a) Surtu y Luis García. Durante estos años, Manuel Blanco Romasanta escribía cartas haciéndose pasar por sus víctimas. Es de resaltar que El Lobishome supiese escribir a pesar de nivel social. Después de estos múltiples muertes, se esconde en Esgos, su pueblo natal. Por recomendación de párroco se va a Castilla y, con su ayuda, consigue un pasaporte con el nombre de con el nombre de Antonio Gómez, natural de Nogueira de Montederramo en la provincia de Ourense, de cuarenta y tres años de edad, viudo sin hijos y clavador de tachuelas de zapatos. Este pasaporte falso que le franqueó el Alcalde de Vilariño de Couso, partido de Viana, lo consiguió presentando documentación falsa para que éste se lo concediese. Estando en los campos de Castilla trabajando tras su huida de tierras de Galicia, dos jornaleros gallegos reconocieron a Manuel Blanco Romasanta. El 02 de julio de 1852 el Alcalde Nombela, partido judicial de Escalona, proyectó auto de oficio para la detención del todavía por aquel entonces presunto asesino.
Compañía
Durante la declaración confesó que no había actuado solo en alguno de los casos. Unas personas del Reino de Valencia o de Castilla llamados Antonio y D. Genaro se unían a sus fechorías. Los tres seSe convertían en lobos por la maldición la cual llegó a mantenerlos con la dicha forma hasta diez días.
Relaciones
Se comenta en el caso de El hombre lobo que Manuel Blanco Romasanta tuvo relaciones amorosas con algunas de sus víctimas. Manuela García y Antonia Rúa estaban entres sus «amores» con Romasanta. Esto le habría ayudado a ganar su confianza.
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