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REVOLUCIÓN LIBERAL GALEGA DE 1846

REVOLUCIÓN LIBERAL GALEGA DE 1846

​​Tratamos un tema bastante conocido en Galicia. Para intentar entender este suceso que hoy recordamos, es necesario conocer el contexto histórico en que rodea a la Revolución Liberal Gallega de 1846. Históricamente, este evento ha sido considerado como una de las semillas del nacionalismo gallego actual (11), considerándolo como el momento en el que «Galiza esperta a conciencia de ser unha colonia da Corte» (3). Aunque algunas corrientes afirman que es únicamente un mito del nacionalismo (8). El debate al respecto al mito o no mito (9) no es lo que pretendemos tratar desde Galicia Alive, sino los acontecimientos históricos en sí. Comencemos entonces a ver los acontecimientos que llevaron a este levantamiento militar dentro de las fronteras de Galicia (1).

CONTEXTO & ANTECEDENTES

REVOLUCIÓN LIBERAL GALLEGA DE 1846

REVOLUCIÓN LIBERAL GALLEGA DE 1846 (Artículo completo)

CONTEXTO & ANTECEDENTES

La Revolución Gallega de 1846 sucede un periodo histórico muy convulso, para variar. Recién iniciada la Edad Contemporánea, tras la Revolución Francesa de 1789, esta Revolución Gallega también debe incluirse en la ola de Revoluciones de 1845. Estos movimientos revolucionarios fueron muy comunes durante el siglo XIX, hubo distinto movimiento revolucionarios en Europa y también en América. Estas revoluciones y pronunciamientos se suelen agrupar en tres olas: Revoluciones de 1820, Revoluciones de 1830 e Revoluciones de 1845.

Los periodos históricos que trataremos aquí son justamente posteriores a la Guerra Carlista I (1833-1840). Los acontecimientos se suceden en la época final de la Regencia de María Cristina de Borbón y Dos Sicilias, el pronunciamiento del General Joaquín Baldomero Fernández Espartero Álvarez de Toro y su posterior Regencia y el alzamiento del General Ramón María Narváez y Campos junto a la prematura mayoría de edad de la Reina María Isabel Luisa de Borbón y Borbón-Dos Sicilias (Isabel II) son hechos que encaminaron a la situación propicia para la Revolución Gallega de 1846 (7)(8)(11).

REGENCIA DE MARÍA CRISTINA

La Regencia de María Cristina abarca un periodo de tiempo bastante amplio en el que se incluyen acontecimiento de alta relevancia. Entre ellos están, la Guerra Carlista I, cuyo detonante fue la abolición de la Ley Sálica, la cual permitía a la todavía infanta María Isabel Luisa de Borbón y Borbón-Dos Sicilias acceder al trono «a pesar de no ser varón». Si Fernando VII no hubiese abolido la Ley Sálica, el legítimo rey hubiese sido su hermano Carlos María Isidro Benito de Borbón.

REGENCIA DE MARÍA CRISTINA: Guerra Carlista I

La Guerra Carlista I se inició el 2 de octubre de 1833. En esta guerra se confrontaban los partidarios de María Isabel Luisa de Borbón y Borbón-Dos Sicilias y Carlos María Isidro Benito de Borbón como legítimos sucesores de Fernando VII. Además, el bando carlista contó con el apoyo económico de Prusia, el Imperio Ruso e Imperio Austríaco. Por su parte, el bando de los isabelinos o cristinos contaba con el apoyo de Gran Bretaña, Francia y Portugal.

A nivel territorial, Euskadi y Navarra apoyaron mayoritariamente al pretendiente Carlos por su tradicionalismo, por el apoyo que le dio a la Iglesia Católica local y por el apoyo del pretendiente a los fueros. Aragón y Cataluña vieron como una oportunidad de recuperar sus derechos perdidos tras la Guerra de Sucesión Española.

En el otro bando, los liberales y moderados se unieron para apoyar a María Cristina y a su hija Isabel. Controlaban las principales instituciones del Estado, la mayoría del ejército y todas las ciudades importantes.

En palabras de Vicente Pérez Galdós:

«la España antigua, representada por el inepto hermano de Fernando VII, y la España moderna, simbolizada en una niña inocente y una viuda joven, hermosa, desvalida, dulce y magnánima, que había sabido ablandar con su ternura el corazón del monstruo a quien la ligó el destino»

El conflicto terminó el día 6 de julio de 1840. Con la finalización de la Guerra Carlista, no se acabaron los problemas. Las luchas de poder continuaban dentro de las personas que apoyaban a la Reina Isabel II: los Liberales Moderados y los Liberales Progresistas.

REGENCIA DE MARÍA CRISTINA: Inestabilidad política: Múltiples Gobiernos

Prueba de la convulsa situación que se vivía en este periodo eran los cortos periodos de tiempo que aguantaban las legislaturas, llegando a haber más de una legislatura por año:

1835 Legislatura 1835-1836
1836 Legislatura 1836
1836 Legislatura 1836-1837
1837 Legislatura 1837-1838

El enfrentamiento entre moderados y progresistas impidió la normal y sosegada aplicación de las reglas del Estatuto Real, lo cual condujo al Motín de los Sargentos de la Granja en agosto de 1836. Esto forzó la restauración de la Constitución de Cádiz de 1812 durante la Regencia María Cristina, y a que se constituyese un nuevo gobierno de corte progresista, poniendo fin a la breve existencia del Estatuto Real, cuyo epitafio escribió Larra: «vivió y murió en un minuto».

La promulgación de la Constitución de 1812 admitía las modificaciones que el paso del tiempo pudiese hacer necesarias. A tal efecto, unas nuevas Cortes, elegidas expresamente con el carácter de constituyentes en octubre de 1837, iniciaron los preparativos de la reforma constitucional.

La sucesión de Gobiernos, en la constante presión de los progresistas sobre la Regente, más favorable a la postura moderada, y en la continua tensión entre las dos principales fuerzas políticas, cada una con sus correspondientes apoyos militares e esta disgregación interna de los liberales permitió que el problema carlista no fuese solventado hasta el abrazo de Vergara entre Maroto y Espartero, el 31 de agosto de 1839, en su principal zona del conflicto, quedando otros frentes abiertos hasta el día 6 de julio de 1840.

1838 Legislatura 1838-1839
1839 Legislatura 1839
1840 Legislatura 1840
1840 Legislatura 1840
1840 Legislatura 1840
1840 Legislatura 1840
REGENCIA DE MARÍA CRISTINA: Constitución de 1837

La Constitución de 1837 fue obra de los progresistas. Sin embargo, no es menos cierto que se trataba de un texto conciliador, que aceptaba la incorporación de algunos postulados del partido moderado, tales como la existencia de una Cámara Alta o que los miembros del Ejecutivo perteneciesen al Parlamento, en vez del unicameralismo y la división de poderes pura que establecía la Constitución de Cádiz.

Por otra parte, la Constitución articuló el principio de separación de poderes de forma flexible, permitiendo así la colaboración entre el Gobierno y las Cortes.

Entre los derechos que entonces se recogieron figuran la libertad personal, la inviolabilidad del domicilio, la libertad de expresión, las garantías penales y procesales, el derecho de petición, la igualdad el acceso a los cargos públicos y, por supuesto, las garantías del derecho de propiedad.

En su vertiente orgánica el rasgo más sobresaliente era la autonomía de las Cortes frente al Rey.

El régimen que instauró la Constitución de 1837 fue el de una Monarquía constitucional. Por un lado, reforzaba los poderes del Rey, ratificando las facultades, que ya preveía el Estatuto Real, de convocatoria y disolución de las Cámara, así como el derecho de veto.

Las Cortes se componían de dos cuerpos colegisladores iguales en facultades: el Congreso de los Diputados y el Senado.

El Senado tenía una composición mixta: por un lado, había senadores de base electiva, designados por el Rey entre los incluidos en una triple lista que confeccionaban los mismos electores que concurrían a las elecciones al Congreso, cuyo mandato era de 9 años, siendo renovados por tercios cada tres años. Por otro, había senadores a título propio, que eran los hijos del Rey y del heredero inmediato a la Corona desde que cumplían los veinticinco años.

REGENCIA DE MARÍA CRISTINA: Revoluciones durante este periodo

Durante la Regencia de María Cristina hubo alzamientos militares con diversas exigencias.

Por ejemplo, en 1838, se planeó una conspiración en Sevilla en la que formaban parte de la Junta Revolucionaria personalidades destacadas tales como General Ramón María Narváez y Campos (25), vicepresidente de la junta, o el General Luis Fernández de Córdova Valcárcel (24). El General Sanjuanena fue a Sevilla en diciembre de 1838 y encontró que el Diputado Álvarez era otro de los que componían la junta revolucionaria, pillándolo infranganti, sin tener en ese momento autoridad suficiente para detenerlo.

Posteriormente, (22) (21) el General Sanjuanena entra en la ciudad de Sevilla por la puerta de Triana, pretendiendo llegar a la plaza de San Francisco con unos 40 hombres oponiéndose a su pase por orden del General Narváez. La oposición que fue en vano, porque la voluntad del general Sanjuanena, disolviendo la junta y resignara el mando.

REGENCIA DE ESPARTERO

El Gobierno Moderado presentó el 21 de marzo de 1840 el Proyecto de Ley de Organizaciones y Atribuciones de los Ayuntamientos, con él los liberales moderados aspiraban a que los alcaldes no fuesen designados por elección popular, sino por el Rey o jefe político de la provincia, pues quien controlase los ayuntamientos obtenía ventaja en las elecciones generales, los liberales progresistas temían perder el control que esperaban sobre los ayuntamientos.

La Ley fue sancionada por la Regente María Cristina de Borbón Dos Sicilias el 14 de julio y publicada el 21 de julio de 1840 a pesar de vulnerar el artículo 70 de la Constitución de 1837.

El 1 de septiembre de 1840, estallaron revueltas populares por toda España instigadas por los progresistas. En Madrid se establece la Junta de Gobierno Provisional encabezada por el Ayuntamiento, El Pueblo y la Milicia Nacional, quienes tomaron las armas jurando no soltarlas hasta que la Reina Gobernadora derogara la Ley de Ayuntamientos y disolviera las Cortes.

El Pronunciamiento Liberal del General Baldomero Espartero, del 7 de septiembre de 1840, donde se creó la Junta Central Gubernativa presidida por Vicente Ramón Alsina Selisis, fillo do empresario catalán Antonio Alsina de Arenys de Mar.

El 13 de septiembre de 1840, se formó la Junta de Gobierno Provincial de Lugo por los progresistas de dicha ciudad presidida por José Ramón Becerra Llamas (Navia de Suarna 1775 – Lugo 1870), quien, siguiendo el ejemplo de la Junta de Madrid, procedió a la depuración de los moderados de los cargos públicos. Igualmente se constituyeron juntas locales en Mondoñedo, Ribadeo, Viveiro y Monforte y Sarria en la provincia de Lugo.

El día 19 de septiembre, La Junta Provisional de Gobierno de la Provincia de Madrid pone a la Regente María Cristina condiciones para dejar las armas.

El 20 de septiembre de 1840, mediante Decreto de la Junta de Gobierno Provisional de la Provincia de Madrid, se procedió a la depuración de los moderados apartándoles de los cargos públicos. Dicho Decreto fue publicado por la Gaceta de Madrid el 21 de septiembre de 1840.

Las juntas creadas en las demás provincias, incluida la de Lugo se pretendió que quedasen subordinadas a la Junta Central de Galicia instituida el 27 de septiembre, que tuvo corta existencia, dado que los decretos de la Regencia de 13 y 14 de octubre ordenaban el cese de todas ellas y la renovación de las diputaciones provinciales.

También por el Decreto de 11 de octubre de 1840, las Cortes fueron disueltas, aunque sus sesiones quedaron suspendidas el 25 de julio ante los cambios ministeriales de la Reina Gobernadora. Al día siguiente María Cristina, se negó a firmar el manifiesto propuesto por la Junta de Gobierno Provisional y el día 17 desde Valencia se exilió a Francia dejando a su hija menor de edad la Reina Isabel II en España.

El 17 de octubre de 1840, con la Regente María Cristina de Borbón y Dos Sicilias en el exilio, se inicia la Regencia del General Joaquín Baldomero Fernández Espartero Álvarez de Toro.

1841 Elecciones Generales Convocados polo General Espartero o 21 de diciembre del 1840
1841 Cortes que convocó el Regente Espartero
1841 Legislatura 1841
1841 Legislatura 1841-1842
1842 Cortes Pechadas por Decreto
1842 Inicio Cortes: El 14 de noviembre de 1842 se dio principio a las sesiones de las Cortes correspondientes a la Legislatura de 1843.
1842 Legislatura 1842

El 13 de octubre, Baldomero Espartero suspendió la aplicación de la Ley de Ayuntamientos, aprobada en las Cortes y sancionada por la Corona y mediante Decreto del día 14 de dicho mes. Se dispuso que las nuevas Cortes se reunieran el 1 de marzo de 1841.

En esas Cortes, en Sesión de 10 de mayo de 1841, Baldomero Espartero, como Regente del Reino, juró la Constitución de 1837 y fidelidad a la Reina Isabel II.

Los días 22 y 23 de julio de 1843, el General Ramón María Narváez, se enfrentó a las tropas esparteristas dirigidas por el General Antonio Seoane en Torrejón de Ardoz (Madrid). Al inicio de la batalla las tropas de Seoane se amotinaron pasándose al enemigo, lo que determinó el definitivo triunfo del Pronunciamiento y en consecuencia el fin de la Regencia de Espartero, quien en unión de sus partidarios partió para el exilio en Londres desde el Puerto de Santa María el 30 de junio de 1843.

REGENCIA DE ESPARTERO: Revoluciones durante este periodo

Durante la Regencia de Espartero la inestabilidad política y los pronunciamientos también eran habituales.

Entre los días comprendidos entre el 27 de septiembre al 7 de octubre de 1841, tiene lugar el Pronunciamiento Militar de los moderados promovido y subvencionado desde París por la ex–regente del Reino María Cristina de Borbón, que pasó a ser conocido como el Pronunciamiento de octubre de 1841, pues sus principales acontecimientos se produjeron ese mes en la Villa y Corte.

El Pronunciamiento tuvo dos fases y se desarrolló en diferentes puntos geográficos; el 27 de septiembre Leopoldo O’Donnell Jorris se alzó en Pamplona; el 4 de octubre Gregorio Piquero Argüelles y Manuel Montes de Oca en Vitoria.

Un acontecimiento especialmente grave fue el que sucedió el 7 de octubre de 1841. En este acontecimiento Diego de León y Navarrete, Manuel de la Concha y Juan González de Pezuela asaltaron el Palacio de Oriente en Madrid con la intención de secuestrar a la Reina Isabel II. El objeto del Pronunciamiento lo explica Diego de León en una carta al Regente del Reino el 13 de octubre de 1841 en la Casa de Correos de Madrid:

“… Sr. Don Baldomero Espartero. Muy Sr. mío:

Habiéndome mandado S.M. la Reina Gobernadora del Reino Doña María Cristina de Borbón que restablezca su autoridad usurpada y hollada a consecuencia de sucesos que por consideración hacia V. me abstendré de calificar…”

Como justificación del Pronunciamiento se afirmaba que la Reina Isabel II se encontraba secuestrada por los progresistas al confiar su educación al Abogado Político y Diplomático Agustín Argüelles Álvarez y a Juana María de la Vega Martínez, Condesa de Espoz y Mina, quien fue esposa del militar Francisco Espoz y Mina, escritora y destacada activista del Liberalismo Progresista que convirtió su casa de la Rúa Real de A Coruña, donde se celebraban tertulias, en el santuario de la causa progresista.

Del 27 de mayo al 30 de julio de 1843, se produce el llamado Pronunciamiento del General Ramón María Narváez, líder del Partido Moderado, quien, junto con otros militares afines, regresó del exilio en París, vía Valencia, al que le condujo su participación en el Pronunciamiento de octubre de 1841.

Narváez se pronunció contra el Regente Baldomero Espartero y su camarilla de Ayacuchos, nombre con el que se denominó a sus compañeros de armas con los que combatió en Perú. Los moderados lideraron la sublevación militar con la colaboración de los progresistas entre ellos con la del General Francisco Serrano y Domínguez (San Fernando, Cádiz 1810 – Madrid 1885).

El Pronunciamiento comenzó el 27 de mayo 1843 en Reus al levantarse los militares progresistas Juan Prim y Prat y Lorenzo Milans del Bosch, seguidamente se alzó en armas Barcelona y todo el Levante, Sevilla, que fue bombardeada por el General Van Halen extendiéndose el Pronunciamiento por toda España.

REINADO DE ISABEL II

Este periodo, donde Isabel II asume por sí misma la dirigencia del Reino de España, se inicia justamente con la mayoría de edad de Isabel II con tan solo 13 años, la cual le fue otorgada especialmente por las Cortes. Esa declaración infringía la Constitución de 1837 que fijaba la mayoría de edad a los 17 años. Se recogía el voto favorable a la mayoría de edad en el Acta número 174 de las Cortes, celebrada el 8 de noviembre de 1843 (18). El resultado se publicará dos días después, el 10 de noviembre de 1843. Esto se hizo para evitar una tercera regencia.

En 1843 el General Narváez regresó a Valencia y el día 23 de julio 1843 entró en Madrid derrotando a las tropas esparteristas de Seoane en Torrejón de Ardoz, reponiendo a Joaquín María López como Presidente del Gobierno.

REINADO DE ISABEL II: Década Moderada

Con el inicio del Reinado de Isabel II, proclamada reina el 10 de noviembre de 1843 con la mayoría de edad a los 13 años. El primer periodo de su reinado se conoce como la Década Moderada, debido a que predominó el gobierno por parte del partido moderado.

El Gobierno de Ramón María Narváez Martínez tuvo que hacer frente al partido progresista y, además, a los pronunciamientos militares contra el gobierno.

Una de las consecuencias del triunfo del Pronunciamiento de Narváez fue el regreso del exilio de la Reina Madre, María Cristina de Borbón dos Sicilias, en el mes de febrero de 1844, quien dirigió una de las camarillas que influenciaron a la Reina Isabel II en el liberalismo moderado.

Los preceptos constitucionales se adaptaron a la Ley electoral de 18 de marzo de 1846 que restringió el sufragio activo que quedó condicionado a los españoles mayores de 25 años que pagasen 400 reales de contribución directa y a determinadas categorías profesionales que abonasen la mitad.

La reforma del sistema fiscal contenida en la Ley de Presupuestos de 23 de mayo de 1845 que elaboró Alejandro Mon y Menéndez saneó la Hacienda Española en bancarrota como consecuencia de las Guerras Carlistas, esa reforma se mantuvo hasta 1900 en que fue sustituida por la de Raimundo Fernández Villaverde.

1843 Legislatura 1843
1843 Legislatura 1843-1844
1844 Elecciones
1844 Legislatura 1844-1845
1845 Legislatura 1845-1846
1846 Legislatura 1846-1847
REINADO DE ISABEL II: Juntas Revolucionarias en Galicia

En Galicia se crearon juntas revolucionarias locales que asumieron el poder municipal. El 18 de junio 1843 se forma la Junta de A Coruña; el 19 julio, la de Lugo; el 12 de julio, la del Ferrol; el 21, la de Vigo y Ourense, y el 24 julio, la de Santiago de Compostela.

El Partido Progresista, al igual que en el resto de España, quedó fraccionado entre los partidarios de Espartero y su camarilla de Ayacuchos y sus detractores.

Los esparteristas fueron mayoritarios en Lugo y Pontevedra. El Ejército se pronunció a favor de Espartero en Ferrol y Vigo. La Junta Provincial de Lugo terminó inclinándose decididamente en contra de Espartero.

Los moderados se posicionaron en contra de Espartero y fueron mayoría en A Coruña, Ourense y Santiago.

La Junta de Lugo el 11 de julio de 1843 nombró a Benito María Plá Primer Comandante de la Milicia Nacional.

El día 15 de julio de 1843 se creó la Junta Central de Galicia, también ubicada en la ciudad de Lugo.

Durante las revoluciones de 1843, en algunos lugares de Galicia se cobraron venganza los que habían sido vejados y oprimidos en septiembre de 1840, llegando a correr igual o peor suerte. El caso de la lucha entre Noia y A Pobra do Caramiñal dejó un terrible derramamiento de sangre.

REINADO DE ISABEL II: Revoluciones durante este periodo

No se calmaron los ánimos durante el reinado oficial de la Reina Isabel II.

En las fechas de septiembre a noviembre de 1843, se produjo en Barcelona una revuelta progresista denominada La Jamancia. Los Jamancios se levantaron en armas contra el Gobierno, siendo el primer levantamiento popular contra el estado liberal en España. Durante esta revuelta se efectuó el bombardeo y asedio de la ciudad por orden del Capitán General de Cataluña José Laureano Sanz y Soto de Alfairzaz, atribuido al General Juan Prim y Prat, quien en esas calendas se encontraba asediando Gerona.

El Pronunciamiento de Medina en Noia, duramente reprimido.

El 13 de noviembre de 1844, se produjo un nuevo alzamiento, esta vez de los progresistas, liderado por el General Martín Zurbano Baras, quien se pronunció en Néjara, Logroño, proclamando el restablecimiento de la Constitución de 1837 y el regreso del liberalismo progresista y su máximo valedor Baldomero Espartero. La sublevación fracasó por la falta de iniciativa de lo demás militares esparteristas en ella comprometidos de las otras provincias de la Península. En Galicia se pronunciaron sin éxito los Oficiales del Regimiento de Zamora, que ese año de 1844 se estableció como guarnición de A Coruña.

REINADO DE ISABEL II: Constitución de 1845

Durante la Década Moderada, periodo de tiempo que extiende aproximadamente 10 años desde el nombramiento de Isabel II como monarca del Reino, se elaboró una nueva constitución de corte moderado en donde se revertían muchos de los derechos ciudadanos de las anteriores constituciones.

En el texto de la Constitución de 1845 (26) ya no aparece, como en las Constituciones de 1812 y 1837, la fórmula revolucionaria de la soberanía de la nación, sino que se revierte a la fórmula tradicional histórica de la soberanía compartida por las Cortes y el Rey. Se articulaba el dominio de la Corona sobre las demás instituciones a través de la prerrogativa fundamental de poder nombrar al Jefe de Gobierno, entregándole al mismo tiempo el poder de disolución de las Cortes. Se pretendía que fuera un instrumento regio moderador, pero en realidad, y como los propios hechos se encargarían de demostrar, vino a favorecer situaciones políticas partidistas, siendo ésta una de las principales causas de las sucesivas crisis de gobierno y, al final, de la degeneración misma del sistema.

Si bien la Constitución de 1845 quería ser, como decía su Preámbulo, una reforma de la de 1837 para perfeccionarla y profundizarla en sentido liberal, lo cierto es que le una Constitución radicalmente nueva. Estaba dirigida a realzar la posición de la Corona y a consolidar a una burguesía moderada que buscaba el justo medio entre el radicalismo revolucionario y el conservadurismo del Antiguo Régimen.

REVOLUCIÓN LIBERAL GALEGA DE 1846

Corría el año de 1846(7), durante el Reinado de Isabel II y bajo el yugo, la tiranía y el absolutismo del general Ramón María Narváez. Galicia atravesaba unos momentos extremadamente críticos y alarmantes en todos los conceptos. Una nueva constitución había nacido el año anterior, reduciendo derechos al ciudadano. Una ley electoral limitaba el derecho a voto a las personas que pudiesen abonar una cierta cuantía.

En toda Galicia se escuchaban protestas y exclamaciones de reproche sobre el régimen que asolaba Galicia con su administración centralista, cuyos elevados impuestos constituían la ruina para la región. Las contribuciones e impuestos ascendían a sumas fabulosas.

En el año de 1846, el matrimonio de la Reina Isabel II, con apenas 16 años cumplidos en noviembre del año anterior, se convirtió en cuestión de estado y con amplias repercusiones internacionales.

Se presentaban diversos candidatos. Por parte del Gobierno Moderado de Narváez, el candidato era Francisco de Asís de Borbón y Borbón. Su hermano Enrique de Borbón y Borbón era el Partido Progresista y en particular por el Progresismo Gallego, ya que empezó su carrera militar en Ferrol en 1840. En 1843 ya era Teniente de Navío y en 1845 Capitán de Fragata.

Durante los años de su carrera militar en Ferrol, Enrique de Borbón frecuentó la casa de Juana María de la Vega, que se vio obligada que dejar de ser preceptora de la Reina Isabel II al entrar en Madrid el General Narváez el 26 de julio de 1843 y finalizarse la Regencia de Espartero. La casa de A Coruña de Juana de la Vega en la Calle Real se convirtió en el centro de las conspiraciones progresistas. El general gaditano Miguel Solís Cuetos Cuevas también era partícipe de las reuniones en la casa de Juana de la Vega.

El candidato progresista para el matrimonio con la joven Reina Isabel II había publicado un manifiesto progresista el 31 de diciembre de 1845. Esta publicación sirvió como excusa para desterrarlo a un punto de Francia hasta nueva orden, mediante la Real Orden de 20 de marzo de 1846. Ésta fue comunicada al Capitán General de Galicia, con órdenes para su cumplimiento forzoso y facilitándole los medios necesarios, para que Enrique de Borbón abandonase el país al término de 48 horas.

REVOLUCIÓN LIBERAL GALEGA DE 1846: Alzamiento

El Regimiento de Zamora estaba acuartelado en A Coruña desde el año 1844 (4), cuyos mandos eran partidarios del general Espartero. Debido al miedo a un posible alzamiento militar, el Gobierno de Narváez toma la decisión de trasladar paulatinamente el regimiento a Valladolid.

El segundo de estos batallones llega a Lugo el 2 de abril de 1846(4). Toma la iniciativa de sublevarse contra el Gobierno de Narváez. Estando al mando de ésta el comandante Miguel Solís Cuetos Cuevas, en un principio se piensa que este alzamiento está bajo las órdenes del propio Espartero, pero pronto se disipa la duda.

REVOLUCIÓN LIBERAL GALEGA DE 1846: Discurso de Solís

La mejor forma de sacar conclusiones propias es yendo a las fuentes primarias. ¿Qué mejor forma de saber qué pretendía el General Miguel Solís Cuetos Cuevas que leyendo su discurso de alzamiento del 2 de mayo de 1846 en Lugo?:

Españoles:

El honor, la gloria, la salvación de una reina inocente, el afianzamiento de las instituciones, la paz y ventura del país os llaman. Los momentos son preciosos, la menor dilación os sume en el oprobio.

Treinta y ocho años ha que disteis a la Europa el ejemplo de vuestra heroicidad. Continuamente habéis derramado la sangre de tantos hijos por conservar los laureles del Dos de Mayo; pero todo sería perdido si hoy no corréis presurosos a salvar aquellos mismos objetos.

La reina y la patria esperan su libertad de vosotros. Unidos bajo una bandera, huyan para siempre los hijos espurios que con mengua de la nación os humillan y venden a vuestros enemigos.

Viva la reina libre. Esclava de un poder que atrincherado en el mismo alcázar dicta por ella leyes a la sombra de una pandilla tan cobarde como ominosa, llevando con la adulación, la hipocresía y la vileza tan pérfidos amaños al punto de disponer de la mano de su reina como de su voluntad. Salvarla, y se arrojará en vuestros brazos.

Fuera extranjeros. El tálamo regio no debe consentirse sea profanado. Hable la reina libre y su elección será tan digna como a su decoro y orgullo español conviene.

Rodeado el trono de españoles puros no sujetarán su cerviz; y para labrar su estabilidad y asegurar la felicidad de la patria, sus talentos y abundantes medios de buen gobierno harán ver a la Europa que, sin despreciar las buenas relaciones con los demás estados, no sufrirá ya la España por más tiempo la política trazada hasta en lo más interior por gabinetes extraños.

Fuera dictaduras. El trono y la patria, los poderes únicos marcados en la Constitución de la monarquía bastan para salvarlos; entre el trono y la patria no cabe poder alguno extraño que amenace hora esta, luego a aquel.

La observancia fiel de la Constitución de la monarquía, el cumplimiento exacto de la ley, su aplicación con dignidad, la responsabilidad más severa, os darán la garantía necesaria y se conseguirá la paz.

¡Españoles todos! Bajo tan noble enseña conseguiréis el fruto de tantos sacrificios; haced este último esfuerzo y basta.

No haya banderías, no haya división, ábranse las puertas de la patria a tantos hijos que como vosotros derramaron su sangre en la defensa de su reina y de las instituciones, y fuera hoy de ella lloran su emigración. Acójanse a esta bandera, concurran a la grande obra de nuestra salvación para siempre. Olvido de lo pasado. Entusiasmo en el aplazamiento tan digno como grande que se presenta, esperanza de reconciliación, paz, felicidad y ventura.

Para llevar a cabo cumplidamente tan noble objeto oíd sumisos los consejos de la Junta Central, que en tanto pueda verificarse la reunión de Cortes constituyentes, os dirigirá su voz en nombre de Isabel II constitucional, hasta que tan luego llegue el día, que no está lejos, en que S.M. libre pueda, en unión con las mismas Cortes, consolidar de una vez su trono y los derechos e independencia de la nación.

Gallegos: españoles todos: viva la reina libre, viva la Constitución, fuera extranjeros, abajo el dictador Narváez, abajo el sistema tributario»

Lugo, 2 de abril de 1846

El comandante general interino.

Miguel Solís Cuetos

REVOLUCIÓN LIBERAL GALEGA DE 1846: Desarrollo de los hechos

En los días posteriores, esta información se publicó en diversos periódicos como El Eco del Comercio de Madrid en su número del 9 de abril de 1846, El Español y el Clamor Público del día 12 de abril de 1846 (11) donde reproducían sus intenciones y sus motivaciones:

Como el jefe del alzamiento era el jefe de batallón (4) y no el General Espartero, los mandos militares de las restantes unidades no se atrevieron a secundar el movimiento de sedición.

En A Coruña, sede de la Capitanía General, el Capitán General Francisco Puig Samper por Real Orden del día 3 de abril de 1846 fue sustituido por Juan de Villalonga.

El 4 de abril de 1846 se pronunció en Santiago de Compostela el Regimiento Provincial de Zamora y un Escuadrón de lanceros de Villaviciosa, quienes desfilaron saludados por el Himno de Riego después de la proclama.

Solís aguardaba en la plaza de A Coruña un alzamiento general, pero el capitán general interino Juan de Villalonga tomó medidas contra Solís y sus seguidores. Por este motivo, decide cerrar los caminos que van a la ciudad, abortando de este modo cualquier posible alzamiento por parte de la población o de algún otro batallón que se pudiese sumar en caso de penetrar en la ciudad con su fuerza y encarcelando a todos los progresistas radicales de A Coruña que eran favorables a esta asonada.

El mismo 4 de abril de 1846 el 1º y 3º Batallón del Regimiento de Zamora al mando de Francisco Puig Samper salió de A Coruña para enfrentarse a los golpistas de Lugo, desde donde se dirigió a Santiago.

En la ciudad del Sacramento, Lugo, se conformó la Junta de Armamento y Defensa presidida por el líder del Partido Progresista Pío Rodríguez Terrazo. Unos días más tarde creó en Santiago de Compostela la Junta Superior del Gobierno de Galicia (5).

En Santiago de Compostela, el día 5 de abril de 1846, los estudiantes de la Universidad de la propia ciudad dictaron un bando llamando a las armas. Antonio Romero Ortiz arengó a los estudiantes compostelanos haciendo referencia a la acción de Alba de Tormes durante la Guerra de la Independencia. Se formó así un nuevo el Batallón Literario de la Universidad de Santiago de Compostela con dos compañías, aunque sólo se pudo armar a la primera.

El 7 de abril, la Junta de Santiago de Compostela nombró a Miguel Solís Cuetos Cuevas mariscal de campo (7). Una semana después, el 15 de abril ascendían también a Leoncio de Rubín de Celís y Oroña a mariscal de campo, evitando problemas de escisión y teniendo dos divisiones expedicionarias. El Gobierno de Narváez tenía en esos días bajo control A Coruña, Ourense y Ferrol.

El mismo día 7 de abril, Miguel Solís Cuetos Cuevas arenga a sus partidarios en Lugo antes de partir a Santiago de Compostela (7):

«Soldados, tres años han pasado por nosotros del más inicuo despotismo; y en estos tres años un poder bastardo quiso nivelarnos con los jenízaros de Constantinopla, quiso aislaros del pueblo de que sois hijos; quiso aún más, pues intentó rasgar las entrañas de la querida patria con vuestras bayonetas, afiladas ahora para defender la nación y sus sagrados derechos… Sólo para guiaros a la victoria, he aceptado el nombramiento de mariscal de campo con que se ha dignado a honrarme la benemérita Junta de Santiago… Sólo para defender el pueblo y las leyes, me he puesto a vuestro frente; solo por mandar soldados como vosotros, he jurado a la faz de la Europa entera restaurar la nacionalidad de España y la independencia de sus hijos. ¿No es verdad que en vuestro corazón no hay más que un pensamiento solo? ¿No es verdad que en vuestros labios no hay más que un solo grito? ¡¡Sí, el de la libertad o muerte, compañeros!!»

Las tropas de Francisco Puig Samper se encontraron el día 8 de abril de 1846 con las de Solís en Sigüeiro cuando se dirigían a A Coruña por el Camino Real. Las tropas confraternizaron y no se produjo el enfrentamiento, ante lo que Miguel Solís Cuetos Cuevas solicitó a Puig Samper que se uniese al alzamiento y una tregua.

Durante esta tregua, las tropas de Miguel Solís Cuetos Cuevas se dirigieron a Pontevedra, donde el día 9 de abril de 1846, el Comandante Manuel Buceta del Villar proclamó el alzamiento.

El 10 de abril de 1846 se pronunció en Vigo el Brigadier Leoncio Rubín de Celís y Oroña. La insurrección se extendió a Muros, Noia, A Pobra do Caramiñal, Ortigueira, Ribeira, Rianxo, Padrón, Caldas de Reyes, A Guarda y Tui, Lousame, Betanzos et cetera (7).

Francisco Puig Samper entró en Santiago de Compostela el 11 de abril de 1846 yendo detrás de la estela de Miguel Solís Cuetos Cuevas que iba en dirección a Pontevedra. A la altura de Padrón, el Mariscal Solís tuvo noticias del alzamiento en la Ciudad Olívica, Vigo, y regresó a Santiago de Compostela.

Ante el regreso de las tropas de Miguel Solís Cuetos Cuevas, Francisco Puig Samper retrocedió hasta el puente sobre el río Tambre de Sigüeiro el 12 de abril de 1846, donde Mariscal Solís le daría alcance al día siguiente, 13 de abril de 1846, habiendo un enfrentamiento.

Francisco Puig Samper se retiró a A Coruña, pero Juan de Villalonga les impidió el paso en mientras no reprimiesen la insurrección, ya que desconfiaban de la lealtad del 1º y 3º batallón del Regimiento de Zamora.

Ese mismo día, Leoncio Rubín de Celis y Oroña fue ascendido a Mariscal de Campo por la Junta de Santiago de Compostela, al igual que Miguel Solís Cuetos Cuevas, quien se dirigía al 2º Batallón de Zamora y Provinciales de Oviedo, Zamora, Segovia, Gijón y Escuadrón de Villaviciosa.

El 15 de abril de 1846, se disuelve la Junta de Armamento y Defensa creada en Santiago de Compostela, creándose en su lugar la Junta Superior de Gobierno de Galicia, uniéndose los denominados provincialistas, publicando el siguiente manifiesto hecho por el secretario y periodista Antolín Faraldo Asorey (27):

Al tomar sobre sus hombros una misión tan honrosa como delicada, solo les es dado anunciar que la cumplirán con resolución y lealtad, dejando al tiempo el encargo de justificar sus actos, aunque la vida de sus individuos es bien pública, para que pueda inspirar desconfianza. Armonizar todos los deseos y todas las voluntades, dirigir a un solo fin los esfuerzos de los pueblos y tropas, centralizando la acción revolucionaria, y creando un directorio activo e inteligente; que ponga a las cuatro provincias de Galicia en estado de desplegar todo su formidable poder para propagar este alzamiento, tan puro y legítimo por su origen, como sublime é inmenso por su fin, serán, las principales tareas de la junta superior. Ningún obstáculo la hará retroceder en su marcha, y desde la altura donde la colocan los sucesos llamará los pueblos a romper sus cadenas en la frente de los tiranos.

Cree, también, dentro de su conciencia, que tiene otro deber que cumplir respecto a Galicia. Hasta ahora la revolución ha sido una horrible mentira, una farsa impía… es tiempo de que se realicen las encantadoras promesas que repitieron los falsos sacerdotes de la política, recogiendo los frutos de tanta abnegación y de tanto sacrificio. El pueblo conquistará en esta revolución lo que le han arrebatado los cómicos de los pronunciamientos: PAN y DERECHOS. Galicia, arrastrando hasta aquí una existencia oprobiosa, convertida en una verdadera colonia de la corte, va a levantarse de su humillación y abatimiento. Esta Junta, amiga sincera del país, se consagrará constantemente a engrandecer el antiguo reino de Galicia, dando provechosa dirección a los numerosos elementos que atesora en su seno, levantando los cimientos de un porvenir de gloria. Para conseguirlo se esforzará sin descanso en fomentar intereses materiales, crear costumbres públicas, abrir las fuentes naturales de su riqueza, la agricultura y el comercio, y poner en armonía con la época los hábitos y las ideas que dejó una sociedad decrépita, fundada sobre la ignorancia. Despertando el poderoso sentimiento de provincialismo, y encaminando a un solo objeto todos los talentos y todos los esfuerzos, llegará á con quistar Galicia la influencia de que es merecedora, colocándose en el alto lugar a que está llamado el antiguo reino de los Suevos. Que la espada de Galicia haga inclinar una sola vez la balanza en que se pesan los destinos de España.

Gallegos: la Junta Superior Provisional no vacila en aseguraros que, contando con vuestro franco apoyo, logrará que nuestra provincia sea temida y respetada por nacionales y extranjeros.

Patria y libertad.

Santiago 15 de abril de 1846.

Pío Rodríguez Terrazo, presidente.

José Maria Santos. Ramon Buch.

Por acuerdo de la junta, Antolín de Faraldo, secretario.

JUNTA SUPERIOR PROVISIONAL DE GOBIERNO DE GALICIA

Con las noticias de que el Mariscal de Campo José de la Concha se dirigía a Galicia a sofocar la rebelión por orden del General Narváez, Leoncio Robin y Miguel Solís Cuetos Cuevas decidieron dividir sus fuerzas en dirección a las dos puertas de Galicia. Leoncio Robín se dirigió a Ourense y Miguel Solís Cuetos Cuevas se dirigió a Lugo. Este último pasaría primeramente por A Coruña y Ferrol (7). La intención era dominar las cuatro provincias gallegas y ocupar sus fronteras posicionando soldados para su defensa.

El Mariscal de Campo José de la Concha utilizó el Mapa de Domingo Fontán, “el más exacto que existe de aquel territorio” según comentaba Juan Do Porto (28).

El 15 de abril de 1846, hubo una reunión en el antiguo Colegio de Fonseca á las 10:00 en la que estaban Miguel Solís Cuetos Cuevas, General en jefe del ejército libertador de Galicia, el Mariscal de Campo don Leoncio de Rubín, jefe de la segunda division, don Pio Rodríguez Terrazo, presidente de la Junta de Santiago de Compostela, don José Maria Santos, de la de Pontevedra, y don Ramon Buch, de la Vigo y algunos emigrados de Portugal, donde también había habido alzamientos contra el Ministerio Costa-Cabral y el sistema tributario, manifestó el Sr. Solís (16):

Centralizando los poderes hijos del alzamiento, diese impulso y unidad a todos los elementos que va conquistando la Revolucion de Galicia para salvar el trono y las instituciones; dirigiendo a un solo fin los esfuerzos de las Juntas existentes y que sucesivamente vayan constituyendose en los pueblos pronunciados.

Ese mismo 15 de abril de 1846 el vocal de la Junta Superior Provisional de Gobierno de Galicia, Pedro Martir Molins, recogía ese día en un bando lo siguiente:

¡Quien dijera que el limitado tiempo de 15 días bastaba para consumar la más legítima revolución de que pueden blasonar todos los pueblos del mundo! Hace 15 días dos millones de hombres eran el vil patrimonio de cuatro procónsules sin probidad, sin honor, sin principios, sin otros títulos que la miserable librea de un General traidor, el héroe de Ardoz; y hoy estos dos millones de ciudadanos se levantan para sacudir tanta tiranía, y hoy estos lacayos de Narváez solo extienden su infame dominio a los muros de A Coruña. ¡Qué lección tan sublime para los tiranos! ¡Qué ejemplo tan elocuente para los pueblos! De nosotros deben aprender la Polonia, la Italia. la Irlanda, la Turquía, todas las naciones a quienes oprime la mano de hierro del despotismo; porque como otros romanos hemos expulsado de nuestros campos, arrojado de nuestras casas, lanzado de nuestras ciudades estos modernos Galos que nos saqueaban, que nos vendían en pública almoneda como a los judíos del siglo 12. ¿No es verdad, labradores, que ese enjambre de famélicos ejecutores ya no os quita la única manta de vuestra cama con que cubríais los miembros ateridos por el frío? ¿No es verdad que la intriga de un juez venal ya no os arroja por un firman a la inmunda lobreguez de un calabozo? ¿No es verdad que la bárbara estupidez de un polizonte no os maltrata para arrancaros una multa impuesta por el hambre del dinero, y obtenida con la boca de un trabuco? ¡Vive Dios que estos tiempos ya pasaron por nosotros! Sólo queda en nuestro corazón la hiel de su recuerdo; y este recuerdo será el entusiasmo de los hombres y de las mujeres, de los niños y de los ancianos para levantarse en masa, para agruparse en las colinas, en los desfiladeros, en los precipicios, y allí si preciso fuese volver a tapizar la tierra como en 1808 con los esclavos de un segundo Ney que tuviese la avilantez de desafiar nuestro poderío. Porque entonces nuestra guerra sería más grandiosa, más santa, más digna de nosotros que la de la Independencia: en aquel tiempo pelearon nuestros padres solo para rescatar un rey y hoy nosotros por conquistar un pedazo de pan para nuestra boca, ¡una patria para nuestros hijos! ¡Qué diferencia de circunstancias, qué diferencia de tiempos! ¡Y eso que también entonces como ahora una mujer jugaba desde la regia estancia con nuestra vida, con nuestras fortunas, con nuestra dignidad! Y eso que también entonces el dictador de España era un plebeyo como nosotros, pero sin hora, sin saber, sin vergüenza. ¡Qué baldón para España! ¡Siempre el cetro de las dictaduras fue empuñado por los Commodos y Calígulas y jamás por los Césares y Napoleones! ¡A lo menos con estos nuestra esclavitud estaría sembrada de flores! Pero más valió así; ¡pues de este modo APRENDIMOS A SER LIBRES!

En ese mismo bando se comentan otros alzamientos en toda España, como es el caso del alzamiento en Girona.

El Mariscal de Campo Leoncio Rubín, no logró su objetivo: no logró tomar Ourense. Con la decisión de dividir fuerzas para tomar Galicia y defender las fronteras, sólo se consiguió reducir su capacidad de combate. En la retirada del intento de la toma de la Ciudad de las Termas, Leoncio Rubín se exilió en Portugal.

Cuando llegaron las tropas de Solís a las proximidades de A Coruña, no pueden acceder a la ciudad y acampan en el Alto de Eirís para esperar la sublevación de la ciudad. El 17 de abril de 1846 a las seis de la tarde, Miguel Solís Cuetos Cuevas se dirige a Betanzos y Ferrol para tratar un alzamiento en estas ciudades, aunque el resultado fue el mismo que en A Coruña: negativo. (4)

En la mañana del 23 de abril de 1846 (7), las huestes de Miguel Solís Cuetos Cuevas junto con una unidad de los jóvenes universitarios de Santiago de Compostela, que habían logrado formar un Batallón Literario al mando del cual estará Antolín Faraldo (4), se enfrentaron a las tropas de José de la Concha en la conocida batalla de Cacheiras. En ella se empleó artillería y fusilería.

Las huestes de Miguel Solís Cuetos Cuevas gritaban: ¡Viva la Reina libre! ¡abajo el dictador!

Las tropas de José de la Concha ataban bajo el mandato de ¡Viva la Reina! ¡Mueran los traidores!

La Batalla de Cacheiras la decidió la Caballería de José de la Concha cuando Miguel Solís Cuetos Cuevas se vio obligado a replegarse a la ciudad de Santiago de Compostela, luego de que la caballería atacase los flancos de las tropas de Miguel Solís Cuetos Cuevas.

En Santiago de Compostela, según se comenta en el artículo de la Fundación Domingo Fontán, las tropas de Miguel Solís Cuetos Cuevas secuestraron al Arzobispo Rafael de Vélez, refugiándose en el Monasterio de San Martiño Pinario.

A las siete de la tarde las tropas de Miguel Solís Cuetos Cuevas se rindieron. Miguel Solís Cuetos Cuevas se entregó como prisionero debido al fracasado golpe a cambio de que nadie de los que le apoyaron fuese ejecutado por esta sublevación.

José de la Concha hizo prisioneros a 1.400 soldados del 2º Regimiento de Zamora y de los Provinciales de Segovia y Gijón y también a 54 oficiales y, según se comenta en la referencia (4), también él y sus tropas saquearón Santiago de Compostela.

Inicialmente, la intención era llevarlos a la ciudad de A Coruña para someterlos a Consejo de Guerra. El Capitán General Villalonga tenía como exigencia del General Narváez dar un castigo ejemplar a estos sublevados (4). Ante el temor por parte del Capitán General Villalongo de alzamiento popular del pueblo coruñes, éste nombra un tribunal militar especial. El 25 de abril de 1846 los reos son llevados a la localidad de Ordes.(4)

Ante la falta de una autoridad dispuesta a firmar la orden de ejecución en Ordes, se dirigen a Carral. En el pueblo de Carral, el alcalde Fernando Insua da su autorización para que se efectuase dicha ejecución (4).

El 26 de abril de 1846, a Miguel Solís Cuetos Cuevas se le juzgó mediante el tribunal militar especial (4)(7), según Nós Diario no hubo juicio miliar (29), en Carral con la condena a muerte. Ese 26 de abril de 1846 al amanecer, Miguel Solís Cuetos Cuevas fue llevado al atrio de la iglesia de la parroquia de Santo Estevo de Paleo, en la villa coruñesa de Carral, donde fueron fusilados (4) un sargento, nueve oficiales y el propio Miguel Solís Cuetos Cuevas. Éste último, cabeza del alzamiento, solicitó permiso para dirigirse al pelotón, rechazando dar la espalda a sus ejecutores y a que se le vendasen los ojos (4). Ese día 26 de abril de 1846, gran parte de los insurrectos embarcaron en el bergantín Nervión desde Vigo con la intención de irse al exilio a Portugal, según afirma Pascual Madoz (30), gracias al buque de guerra portugués que los recogería en un punto de alta mar (5). Entre ellos estaban Hermógenes Villanueva, Antolín Faraldo y otros del pabellón portugués, los cuales se refugiaron tras sus huidas en la casa del barón de Ortega.

Se disolvió el 2º Regimiento de Zamora y los soldados prisioneros fueron enviados al Penal de Ceuta o a servir en ultramar. Estos militares ejecutados serían conocidos como Los Mártires de Carral.(7)

El 27 de abril de 1846, el General Concha entró en Vigo, ciudad que sufrió un bloqueo naval para evitar que llegaran armas desde Inglaterra, remitidas por Espartero.

El día 28 de abril de 1846, el General Concha entró en Lugo concluyendo la Campaña.

La ejecución do Sargento primero D. Antonio Samitier sucedió el 4 de mayo de 1846 en la ciudad Betanzos.

MÁRTIRES DE CARRAL: ¿Por qué se consideran mártires los fusilados en Carral en el 1846?

Los sufrimientos y calamidades por las que pasaron los reconocidos mártires de Carral son documentados por el cura de la Parroquia de Santo Estevo de Paleo, donde fueron ejecutados. En el acta de defunción plasmó las siguientes frases (7):

«Espectáculo horroroso. Triste Memoria».

«…y fueron sacrificados inhumanamente a la voluntad sangrienta de sus verdugos, especialmente del coronel Cachafeiro, que más inhumanidades hubiera cometido después de muertos a no presentarme yo mismo representando la justicia divina».

Un año después al fusilamiento del 23 de abril de 1846, Antolín Faraldo Asorey y sus compañeros fueron amnistiados, pudiendo así regresar al Puerto de Santander 24 de octubre de 1847, según El Eco del Comercio. Incluso el Baldomero Espartero pudo regresar al Grado (Asturias) como se recoge en El Clamor Público de 22 de enero de 1848.

El principal motivo de ser considerados mártires es el que el propio Estado y la propia Reina Isabel los han considerado Mártires de la Libertad. Hasta llegar a este momento, es importante conocer algunos datos históricos.

El Gobierno de Espartero en el exilio epromovió y financió el Pronunciamiento de 1846 contra el Gobierno de Narváez.

El final de la “Década Moderada”, periodo de tiempo conocido con este nombre debido a que el poder estuvo sustentado por los moderados durante aproximadamente en 10 años, llegó con con el Pronunciamiento de los progresistas. Este alzamiento se conoce como “La Vicalvarada”. Se iniciaba así un nuevo periodo: “El Bienio Progresista”.

El 19 de julio de 1854, Baldomero Espartero, Duque de La Victoria, fue llamado para formar gobierno.

Uno mes más tarde, el 28 de agosto de 1854, la Reina Madre María Cristina de Borbón nuevamente partió al exilio en Francia.

En el Boletín oficial de la Provincia de Lugo del 9 de enero de 1855 (13) aparece la Real Orden de 12 de diciembre de 1855, firmada por la Reina Isabel II:

La Reina Isabel II, por la gracia de Dios y la Constitución Reina de las Españas, donde se insta a la creación de la Junta para la formación de expedientes relativos a la declaración de fusilados en el pueblo de Carral en 1846 como Beneméritos de la Patria y otras recompensas acordadas por las Cortes. Por mandato de esta misma orden, los de los mártires, sus cenizas, se debían trasladar a la ciudad de Santiago de Compostela y situarlas en un monumento con un presupuesto de 120.000 reales para el monumento. También se les concede la Cruz del Valor y Constancia a todos los que armaron armas en el alzamiento y la Cruz de San Fernando a los 25 nacionales de Santiago de Compostela que se hallaron en la accion del 23 de abril de 1846 á las órdenes del referido Coronel Solis.

Dado en Palacio a 12 de diciembre de 1855 – YO LA REINA – El Ministro de la Gobernación Julian de Huelves

la Reina (q. D. g.)

Así entraron a formar parte como mártires en la lista que el liberalismo progresista confecciona desde la Guerra de la Independencia.

MÁRTIRES DE CARRAL: ¿Quiénes son los Mártires de Carral?

Los declarados Beneméritos de la Patria (13) por la Real Orden que fueron fusilados el día 26 de abril de 1846 en Carral son los siguientes (4)(5) (13):

  • Miguel Solís Cuetos Cuevas: Coronel Comandante de Estado Mayor
  • Comandante Victor Velasco
  • Capitanes:
    • Manuel Ferrer
    • Jacinto Dabán
    • Fermín Mariné
    • Ramón José Llorens
    • Juan Sánchez
    • Ignacio de la Infanta
    • Santiago la Llave
    • Francisco Márquez
    • José Martinez
    • Felipe Valero

Uno de esos Beneméritos de la Patria (13) fue fusilado el 4 de mayo de 1846 en la ciudad Betanzos:

  • Sargento primero D. Antonio Samitier (14)

Pasaron por las armas (5) como ya se ha comentado Miguel Solís Cuetos Cuevas y Fermín Mariné, hasta un total de doce individuos, once en Carral y uno en Betanzos, que, en su práctica totalidad, no eran gallegos, y todos ellos con historias personales muy diferentes que confluyeron ante aquel pelotón de fusilamientol

MÁRTIRES DE CARRAL: Liberador de Galicia

Miguel Solís Cuetos Cuevas, nació en San Fernando, Cádiz, el 27 de marzo de 1816. Fue educado en una escuela dirigida por el prebístero Feliú, un hombre ilustrado y de ideas liberales, lo que motivó el cierre de la escuela por orden del gobierno absolutista de Fernando VII.

En 1829 ingresó en la marina ocupando una plaza de guarda en la Real Armada, tras superar con brillantez todos los exámenes de ingreso, permaneciendo en ella hasta 1836. Participó en las guerras Carlistas en Aragón, donde alcanzó el grado de capitán y teniente coronel, por su actuación en Molina de Aragón en 1840. También participó en los levantamientos esparteristas de 1840 y 1842.

En 1842 ingresó en el cuerpo del Estado Mayor siendo destinado a San Sebastian. En 1845 es destinado a A Coruña como primer comandante y accediendo al Estado Mayor de la Capitanía General de Galicia. El 2 de abril de 1846 encabezó el levantamiento progresista en el cuartel de San Fernando (Lugo), al mando del Segundo Regimiento de Zamora, durante esos días será conocido como «El libertador de Galicia«. El 23 de abril, en la batalla de Cacheiras es derrotado. Juzgado en Carral, fue fusilado con once de sus oficiales. El 27 de abril se ponía fin a la sublevación.

Diez años después de los acontecimientos, el periódico «La Oliva», un periódico de política, literatura é intereses materiales como se autodefinían, hizo al menos dos publicaciones a las «víctimas de carral«, una de ellas el 26 de abril de 1856.

En el artículo de “La Oliva” (14) se recuerda como a los fusilidados en Carral y Betanzos como lo que se consideraban en aquel tiempo héroes y beneméritos de Patria:

El delito de ayer es hoy acción heroica: los criminales de aquel día son ahora beneméritos de la Patria.

Aurelio Agoikre Galarraga les dedicó un profundo poema en la misma dedicatoria de 1856. (14)

En otro número de “La Oliva” se recoge cómo el gobierno de provincia ondeaba a media asta en señal de luto (15).

Ruta dos Mártires de Carral

En Galicia Pueblo a Pueblo (12), se nos muestra la ruta de los Mártires de Carral, ruta que trataremos de comentaros desde Galicia Alive en la categoría Turismo. En esta ruta de unos 3 km, se puede recorrer el pueblo de Carral siguiendo los pasos de los mártires. A lo largo de este recorrido se pueden observar distintos lugares de interés del pueblo. Entre ellos, el más relevante para este artículo es el homenaje a los que promovieron la Revolución Liberal Gallega de 1846, los Mártires de Carral.

El monumento que había autorizado la propia Reina Isabell II con un presupuesto de 120.000 reales de vellón, no se realizaría hasta el 1898 el galleguista Francisco Suárez Delgado, llegado de Buenos Aires, inicia los trámites para recordar a los Mártires de Carral. Fue costeada por suscripción popular e impulsada por la Liga Gallega da Cruña, vinculada a “A Cova Céltica”, librería de Carré Aldao. Las obras se inician el 23 de abril de 1899 y se inaugura el 22 de mayo de 1904, aunque otras fuentes apuntan al 1905 (4).

Lo que está claro es que el monumento no se alzó en Santiago de Compostela tal y como se había publicado en la Real Orden, sino en Carral.

En el monumento aparece el lema:

A los mártires de la libertad muertos el 26 de abril de 1846. Liga Gallega da Cruña.

Durante los inicios de la Segunda República España (7), el pleno municipal del 29 de abril de 1931 aprobó la determinación de dar el nombre de “Avenida de los Mártires de Carral” a la carretera comprendida entre el Puente de Monelos y el Alto de Eirís, en virtud de una propuesta formulada por julio Paradela, concejal electo en las elecciones del 14 de abril (4). También durante este periodo se colocó una placa con los nombres de fusilados junto al monumento:

Como ratificación a la memoria de aquellos esforzados varones que el próximo 26 de abril de 2016 se cumple el 170° aniversario de este luctuoso acontecimiento.(4)

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REFERENCIAS

  1. HISTORIA DO MUNDO CONTEMPORÁNEO. 1 Bachillerato. Coord Eugenio García Almiñana. ECIR Editorial.
  2. HISTORIA 4º: Ciencias Sociales. M. Burgos, J. Calvo, M. Jaramillo, S. Martín. Editorial Anaya.
  3. Sermos Galiza: Vía Galega difunde un vídeo da Revolución Galega de 1846
  4. El Ideal Gallego: Los mártires de Carral que se alzaron en La Coruña
  5. La Voz de Galicia: Un revolucionario de 1846 en Corcubión y Cee: Hermógenes Villanueva
  6. Galicia Latina: La revuelta de 1846
  7. Eco Republicano: Los Mártires de Carral, 26 de abril de 1846
  8. ABC: El mito nacionalista de Carral
  9. Terra e Tempo: Historia e mito
  10. Cultura galega: Ramón Rúa Figueroa. Enxeñeiro de minas e membro da xeración provincialista de 1846
  11. Fundacion Domingo Fontan: LA REVOLUCIÓN GALLEGA DE 1846
  12. Galicia pueblo a pueblo: RUTA DE LOS MÁRTIRES DE CARRAL
  13. Boletín Oficial de la Provincia de Lugo – Núm. 4 – 9 xaneiro 1856
  14. La Oliva – Periódico de política, literatura e intereses materiales – Ano I Número 25 – 26 abril 1856
  15. La Oliva – Periódico de política, literatura e intereses materiales – Ano I Número 28 – 7 maio 1856
  16. La Revolución – Periódico oficial de la Junta Superior de Galicia – Número 2 – 1846 abril 19
  17. Congreso: Sesións Historicas do Congreso dos Deputados
  18. Congreso: 1837 – Mayoria Isabel II
  19. Congreso: Const1812
  20. Congreso: Const1837
  21. BOE Histórico: Gaceta de Madrid Nº 3199 del LUNES 3 DE JULIO DE 1843.
  22. BOE Histórico: 1843/3200/A00003-00003.pdf
  23. BOE Histórico: 1843/3205/A00003-00003
  24. https://www.boe.es/gazeta/dias/1838/11/30/pdfs/GMD-1838-1475.pdf
  25. http://pares.mcu.es/ParesBusquedas20/catalogo/autoridad/47200
  26. Congreso: Constitución de 1845
  27. Wikisource: La Revolución. Periódico oficial de la Junta Superior de Galicia. núm. 1
  28. Reseña Histórica de los últimos acontecimientos políticos de Galicia, por Don Juan Do-Porto (1846): http://biblioteca.galiciana.gal/es/consulta/registro.do?id=4419
  29. Nosdiario: 175 anos da batalla cacheiras
  30. Diccionario Geográfico Estadístico Histórico de España y sus posesiones de ultramar, página 56, Tomo XVI, Madrid 1850, Pascual Madoz
  31. «Revolución Galega de 1846 «, Francisco Tettamancy Gastón (La Coruña 1854 – 1921)
  32. La Revolución Gallega de 1846 Francisco Tettamancy Gastón
  33. NosDiario: Para que nos teman e nos respecten. A revolución galega de abril de 1846

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